En Caracas durante la época de la Colonia (más precisamente entre 1700 a 1780), en las casas capitalinas de los criollos (nativos descendientes de españoles también llamados Mantuanos) no existía una habitación destinada a la realización del acto de comer propiamente dicho, o comedor tal como se conoce hoy en día. Por consiguiente los señores de la casa solariega comían en el lugar que les apetecía: bien en la sala, bien en el jardín, en sus aposentos o debajo del árbol de Tamarindo. Rara vez al lado del caluroso fogón. Entonces el Señor o la Dueña de casa ordenaba a la servidumbre: "Fulanito, ponga la mesa debajo de la parra" y los esclavos colocaban la mesa, sillas y enseres para el condumio, en el lugar indicado.
De allí deviene nuestro actual modismo de decir "Poner la mesa", cuando nos referimos a colocar en la mesa del comedor manteles, servilletas, cubiertos y vajilla. Se me ocurre que de esto también surgió aquella canción infantil que reza: "Arroz con leche, me quiero casar, con una viudita de la capita que sepa coser, que sepa bordar y ponga la mesa en su santo lugar"...
¡Vainas de mi ciudad!
Caracas, mayo 2007