11 mayo, 2014

Culebrón revolucionario





Los países llamados de primer mundo exportan sus sistemas de way of life a través de cine, T.V. radio, prensa y publicidad en general; se determinan gustos, y patrones. Algunos con aciertos salvables, los más puros bodrios. Nada nuevo diría al traer a colación la insuperable ayuda que Hollywood a prestado a la “causa de la libertad”. Y qué sucede con aquellos que van contracorriente, o mejor dicho en otra corriente, la que pretende modificar estos patrones, ¿acaso no caen en la misma situación? En concreto me refiero a los sistemas totalitarios o revolucionarios que creyendo combatir los parámetros impuestos por el capitalismo, terminan por copiarlos iguales o peores: imposición política, social, cultural y sobre todo mal gusto. Podríamos recordar la “revolución cultural” en la china de Mao, o la Cinecittá de Mussolini, produciendo películas de “teléfono blanco”. Hitler tenía a la cineasta Leni Riesfenstah, para la divulgación de los logros deportivos del Tercer reich. Más cercano está el Instituto de creación cinematográfica de San Antonio de Los Baños en Cuba, cuyo mayor impulsor fue el recientemente fallecido García Márquez. Todos los que aúpan el sistema capitalista, como los que abogan por otros ideales, se sirven de tales medios masivos para imponer sus criterios estéticos e ideologizantes.

La revolución bolivariana, no podía quedarse atrás. De 11 televisoras nacionales, 6 son de estado, además de múltiples radios comunitarias y el control de la información mediante la Ley Resorte. Se incursionó en la producción cinematográfica. Así vemos como surge la “original idea” de la Villa del Cine (2006) responsable de producciones seudo-históricas y documentales, para enaltecer nuestros valores patrios (según la óptica revolucionaria), con una cuestionable calidad; amen de aquellas que se quedaron pendientes a un costo estrafalario. Por ejemplo, la nunca vista vida de Toussaint La Overture, que sería protagonizada por Danny Clover... Ahora nos dedicaremos a las telenovelas de contenido social (tal como deseaba el fallecido comandante eterno), según un anuncio efectuado nada más y nada menos que por el Presidente de la República: con la creación de un Centro estatal de telenovelas de exportación. “Iniciaremos con una telenovela para chavistas: Vivir para Amar” (sic) Nótese que hasta en esto se discrimina al público potencial… Haciendo un poco de memoria, recordemos que el canal del estado Venezolana de Televisión (VTV) por allá por los años 80, fue el primero en importar telenovelas brasileras que por su calidad, tuvieron muchas aceptación en la audiencia. Cuando Radio Caracas TV (RCTV) estaba en el aire producía cantidad de telenovelas –unas malas y otras excepcionalmente buenas- hasta para exportar. ¿Quién no recuerda “Por estas calles” (Martínez)? “La dueña” (Cabrujas-Marmol) fue otra telenovela que arrasó y dio alto rating al canal oficial. Fallecida la producción nacional, todos emigraron (técnicos, directores, actores) para hacer telenovelas globalizadas en Miami; mismos argumentos, mismos mensajes, mismas situaciones, con la única variante consistente en la incorporación de muchos actores latinoamericanos.

Como si no bastara el macabro reality show que nos hemos calado estos días, con las protestas callejeras y la mortandad de estudiantes y presos, resulta que ahora vamos a gastar una buena millonada para exportar estulticia revolucionaria bolivariana. Ya que estamos, propongo que se incluya un capítulo dramático con ciudadanos que asisten a los hospitales y son devueltos por falta de cupo o de insumos; otro capítulo  tipo Rambo con explosión, mucha sangre y muertos, sería el incendio de la Refinería de Amuay. ¿O qué tal el estupendo desalojo de las habitantes de Los Semerucos, sacados de sus casas por piquetes armados de swats criollos,a plomo y gases sin contemplación de niños y ancianos.? Finalmente, se me ocurre una serie por capítulos, protagonizada por una madre con sus triponcitos (por supuesto todos con camisetas y gorras rojas), haciendo múltiples peripecias para conseguir: leche, pollo, papel tualé, azúcar, aceite y otras menudencias que escasean para luego, después de exhausta, dar loas al socialismo del siglo XXI por las dádivas recibidas… Además propongo, que las transmisiones sean de obligatoria sintonia, es decir “cadena de telenovelas”, sólo para joder y hacerle competencia a la cadena presidencial.
¡La cultura televisiva socialista marcará hitos en sus trasmisiones latinoamericanas! Como dice el sociólogo Tulio Hernández, “cagarrutismo intelectual” para exportar.



Caracas, mayo 2014
Ilustración de la Web.