01 noviembre, 2011

El manual de Carreño





Se dice que los maestros de antes eran mejores. Algunos de ellos los recordamos con especial afecto y reconocimiento… Pero tanto los de antes como los de ahora mal pagados y los de hoy día peor reconocidos y valorados. Antes cuando se quería dar relevancia a una persona valiosa en las artes, la política o cualquier otro medio se le tildaba de de “maestro”. Las cosas cambian; ahora a cualquiera que se le diga “maestro” quizá lo toma como un insulto. Lo que sé es que antes y después hay docentes dignos de quitarse el sombrero ante ellos.

Muchas de estas maestras las recordamos con afecto y cuánto de sus enseñanzas todavía nos marcan. Los docentes no son culpables de los exabruptos educacionales que comenten los gobernantes. La verdad es que ni siquiera se les consulta y si se les consulta, como es el caso actual, será a aquellos que asientan todo lo que el MinpopoEducación señala como necesario para el adoctrinamiento de los educandos, en esta supuesta “nueva sociedad” socialista.

Todo este preámbulo vienen a cuento porque en estos días me he topado con una maestra (o profesora, que para el caso que nos ocupa es más preciso) muy peculiar. Resulta que ésta simpática y capacitada persona (nombrémosla L.L.) es Economista, con Post-grados y además ejerce de profesora de matemáticas en un Liceo capitalino. Es bueno recordar que las materias Moral y Cívica e Historia hace siglos que se borraron de nuestro pensa de estudios. Entonces cómo vamos a tener buenos ciudadanos si somos desconocedores de nuestra historia y nuestra civilidad… La profesora, sufriendo en carne propia el irespeto y patanería de sus alumnos decidió aplicar -manus militaris- correctivos al asunto y hace hincapié, a pesar de la protesta general, en que los alumnos al entrar a su salón den los buenos días: levanten la mano para intervenir (si es que se les ocurre..!), pidan permiso, digan por favor, lancen los desperdicios en la papelera, no peguen los chicles en los pupitres y todas esas menudencias que supuestamente deberían traer aprendido de sus hogares… ¡Parece mentira! desempolvar el Manual de urbanidad y buenas costumbres, de Carreño (1853) con aggiornamento.

En nuestra conversación con tan singular personaje, me comentó, que eso de no comer con cubiertos se lo deben estas generaciones –padres y progenie- a todas esas cadenas de comida rápida.. ¡No me diga nombre..! para eludir una demanda judicial. No deja de ser tan descabellado el argumento: hamburguesa no requiere cubiertos, los perros caliente tampoco, ni la pizza.. y así se puede continuar enumerando el menú de dedos empatucados.

Esta docente no se limita a impartir su materia, sino que la complementa para inculcar en sus alumnos valores éticos como la autovaloración y el respeto y los necesarios modales y conocimientos de compostura, que mejoran nuestras relaciones y hacen posible la convivencia en sociedad. A propósito, decía otro maestro, Augusto Pi-Sunyer:"los pequeños detalles hacen las grandes diferencias”.




* Manuel Antonio Carreño, es el padre de Teresa nuestra eximia pianista.

Caracas, noviembre 2011
Ilustración sacada de la Web.