06 noviembre, 2013

Una utopía.


“El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible,mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”  Simón Bolívar en el Discurso de Angostura (15 de febrero de 1819)




Hoy 25 de octubre de 2013, será una fecha memorable para todos los habitantes de esta tierra de gracia. Por iniciativa presidencial se decreta que todos seremos felices; tanto así que se crea un Vice-ministerio para la Suprema Felicidad, a los efectos del caso...  Habiendo cumplido a cabalidad la meta de la paz planetaria; el pleno desarrollo de nuestra economía; la total industrialización del país; la erradicación del delito y las corruptelas administrativas; el más alto índice educativo, cultural y de investigación científica (que nos permiten ser altamente competitivos mundialmente) y el incremento de la producción que nos permitirá a corto plazo convertirnos en una potencia; ¿qué nos falta, si con todos estos “logros” no somos felices? ¡Pues un ministerio que administre la felicidad! Más claro no puede ser. Los habitantes del mar de la felicidad, con tantos beneficios forzosamente tenemos que estar felices, lo que sucede es que no queremos darnos cuenta. Se requiere un ministerio que ponga orden en el asunto para que reparta equitativamente (así como se hace con la comida en Mercal), la plétora de dicha que nos invade.
Si la constitución de los EE.UU. señala que el pueblo tiene derecho al bienestar general (Sic), por qué nosotros no podemos promover la felicidad nacional. Si en Bután (Himalaya), tal como lo ordenó el Rey para sus súbditos en 2002, el pueblo se convirtió en muy feliz; por qué dudar que la ocurrencia del inquilino de Miraflores pueda tener los mismos efectos aquí. Si tal como reza la consigna revolucionaria: En socialismo lo extraordinario se hace cotidiano, no nos asombremos de la incorporación de este asunto al plan de la nación. Como de algo “supremo” se trata, uno de sus cometidos más importante  será Elevar las Misiones al cielo para que sus logros lleguen hasta donde está el Supremo Comandante.(Sic) ¡Coñastre! ya la cuestión sobrepasará lo mundano y entrará en el inescrutable más allá… Es que en estos años de revoluciones somos así, solidarios. Sería una acción muy capitalista adueñarnos de la felicidad para nosotros solos y no compartirla con los habitantes celestiales. ¡Que la revolución bonita cunda en el cielo!
¿Y qué se requiere para que un pueblo (cualquier pueblo de este mundo) sea feliz? ¿Cómo se medirán los parámetros de la tal felicidad? ¿Se empleará un felicitómetro por habitante, para computar su mayor o menor dicha? Al ciudadano que no se atreva a ser feliz, ¿se le impondrá una multa, o se le declarará traidor a la patria? ¿Cómo sabremos si el Insepulto se percató de los logros felicitosos? ¿Cuánto se invertirá en recursos para tan “acertada” ocurrencia?

Decía el poeta Octavio Paz (palabras más, palabras menos), que había que desconfiar de todos esos sistemas que ofrecen la felicidad; qué decir si además ésta se impone... Empero, algo sí es seguro; los amigos humoristas le van a sacar un buen filón al tema. Al menos moriremos de risa, porque si abordamos el asunto seriamente, moriremos llorando. Para finalizar: Qué lejos están los que se pretenden "hijos del ibertador", del enunciado que encabeza esta crónica.



Caracas, octubre, 2013
Imagen sacada de la Web.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó tu crónica Grunilde, más que lo que escribió Laureano, que me pareció flojo esta vez.
Nereida Bargallo.

Anónimo dijo...

Hola amiga excelente tu crónica, más contundente que la de Laureano, creí que era de él.
Saluditos. Esmeralda.

Anónimo dijo...

Hola América,
Aprovecho un momento de descanso para escribirte. Desde hace un tiempo planificaba darte las gracias por compartir conmigo tu articulo “Felicidad por decreto”, antes de publicarlo en tu blog con el nombre de “Utopías”, pero lamentablemente en esta época de “comunicación” inmediata, de correos electrónicos, yo sigo yendo a la velocidad de las cartas enviadas por barcos… de vapor.

Gracias también por compartir también la posibilidad de revisar tus artículos en el blog.
Quería hacerte además dos comentarios con respecto a otras dos notas. En una de ellas había una invitación a escuchar un concierto con música de Reynaldo Hahn. Te diré que en mi ignorancia musical desconocía la obra de este venezolano, hasta que Radio France dedicó hace algunos meses un día completo a su música. Y aunque nacido en Caracas, te diré que los franceses lo consideran uno de los suyos, y con razón, ya que vivió en Francia a partir de los 3 años, además de ser célebre por haber sido el amante de una de las glorias francesas, Marcel Proust, y por su originalidad musical. Adicionalmente tenía la nacionalidad alemana, y sus orígenes incluían una mezcla vasco judía, ¡na guara!

Y en relación al escrito de Yoani Sánchez, lamentablemente hace un tiempo terminaron de construir la jaula, y el gobierno reparte el alpiste que importa de otros países, además del papel toilette y los televisores pantalla plana, aunque no mucha electricidad, igual que en la otra jaula. La única diferencia es que, por ahora, dejaron un boquete por el cual una parte de la población puede salir, cuando quiere o puede, aunque con cierta dificultad.

Muchos saludos, y sigo con interés tus notas.
Feliz Navidad y que el próximo año al menos tengamos una mejor esperanza,Pedro.