16 noviembre, 2013

Carne de cañón.



Por resolución del inquilino de Miraflores según uno de sus anuncios efectuado en una visita a la populosa Petare, se desplegarán baterías antiaéreas en el tope de los cerros para defender a la población de la inminente guerra, a la cual nos enfrentaremos con el Imperio. No me explico si esta gente que supuestamente “conduce” al país, tiene la menor idea de las declaraciones que efectúan o si es que lo hacen exprofeso, para complacencia de incautos y hazmerreir de los países extranjeros… Como corresponde a todo régimen militarista aquí sólo se escucha hablar de guerra, batallas, atentados y conflagraciones. El gobierno anterior determinó las llamadas “zonas de seguridad” (militarizadas), en sectores de la capital que pasan a ser prácticamente blancos de guerra. Hasta los momentos –ya van 16 años- para lo único que han servido es para amparar las expropiaciones.

El sentido común me lleva a suponer que, los militares bolivarianos conocedores de estos asuntos, se deben haber  quedado como pajarito en grama al escuchar semejante disparate del inquilino de Miraflores. Convenientemente hacen mutis, a despecho de todo el ridículo que puedan hacer... Colocar este tipo de armamentos en zonas civiles o residenciales, sería considerar el lugar como objetivo militar en caso de un conflicto bélico. Existe una cosa llamada Convenio de Ginebra de 1949 el cual trata de regularizar las guerras, proteger a los civiles y sus víctimas. ¿Entonces cómo hemos de considerar un bien de carácter civil, convertido por una “puntada” de un señor, en un bien militar? ¿Cómo harán para subir esos mamotretos al cerro? El doble discurso del régimen, aplica lo que en otros países critica y juzga como un atentado a los derechos humanos. Tienen el descaro de romper relaciones con países como Israel esgrimiendo argumentos de tal tenor, pero olvidan convenientemente los derechos humanos de los habitantes del barrio. La revolución dizque aboga por la “paz planetaria” pero por lo visto, los venezolanos no vivimos en este planeta.

Los ignorantes que apoyan esta decisión y juran que ahora sí tenemos Patria y Soberanía no se están dando cuenta, de concretarse, que han convertido al soberano que tanto dicen amar, en “carne de cañón”. Si la conflagración es contra el Imperio –ese que nos alimenta y de donde importamos sus productos para palear la escasez; nos compra el petróleo y nos paga religiosamente en dólares contantes y sonantes; nos vende la gasolina y algunas otras cosas- ni con tal despliegue de armamento saldremos bien librados. Gústenos o no el Imperio, es innegable que tiene el ejército mejor dispuesto (armamentos, tecnología y humanos) del planeta; nosotros quedaremos como Mambrú…. En este país lo que hace falta es retornar a la civilidad y al republicanismo; el militarismo no conduce al progreso, ni al desarrollo, ni al bienestar de los ciudadanos. 
Recordemos que: “Toda guerra se inicia con los pretextos más nimios, se continúa por motivos de peso y se concluye con las excusas más falaces.” Arthur Schnitzler.

Caracas, noviembre 2013
Ilustración sacada de la Web.




1 comentario:

Myriam Paúl Galindo dijo...

Es terrible cómo este desgobierno, desde hace más de tres lustros, aboga siempre por la guerra en todo sentido: contra la Oposición; contra el fantasma del Imperio; contra el capitalismo, encabezando ellos mismos la lista; la guerra contra todo y contra todo lo que se oponga a la cubanización de Venezuela. Experimentan la "Suprema Felicidad" en luchar contra todos. Atacan la productividad, aúpan los saqueos. Para ellos lo más natural es adquirir y exhibir las armas de guerra. Pero no lograrán aplicarlas contra fantasmas, sino en su enferma fantasía.

Me encantan tus crónicas.

Myriam