El
pasado 24 de junio (aniversario de las Batalla de Carabobo, 1821) y el 5 de
julio (aniversario de la firma del Acta de Independencia, 1811), como es
habitual se efectuó en el Paseo de Los
Próceres, el inaguantable desfile militar. En nuestro país de desgraciada
tradición militarista, nunca falta oportunidad de efectuar estas demostraciones
del poderío bélico... En otros países, además el pueblo verdaderamente
participa en la celebración. Por ejemplo en Francia, los enfants de la patrie disfrutan
de eventos callejeros sin fin: kermeses, representaciones
teatrales, bailes y finalmente fuegos artificiales. Todos comparten con
todos, en el único día del año en que
los franceses son verdaderamente amables.. Aquí no, aquí la cuestión es absoluta
competencia de los chafarotes..
Esta
vez el acto del 5 de julio –debidamente transmitido en cadena nacional por la
TV- comenzó con retardo, para mayor sufrimiento de los espectadores expuestos
al sol, porque el Sr. Maduro se encontraba en no sé qué otro asunto… Imagino
que no estaría leyendo el Acta de Independencia, como también es usanza en la
efemérides, porque en este caso se encontraría en tremendo brete al ver que
sólo los delegados de 7 provincias de la Capitanía general de Venezuela,
firmaron la mentada acta y que Guayana (tal como pretendió el Insepulto), no aportó su rúbrica. Sin
embargo, los revolucionaros –saltándose la historia a la torera, como ya es
habitual- decidieron agregar otra estrella a nuestra bandera, en señal de que
los guayaneses también participaron... Espero que
al Tapamarilla, no se le ocurra
modificar el sagrado texto, para dar gusto al finado.
Como
ya dije, el inicio del espectáculo se retardó hasta las 7 pm. Luego del protocolo, que
de paso fue modificado y el permiso se solicitó al Presidente de la A.N. y no al
Comandante en Jefe, como corresponde, (Será acaso que ni los militares lo
reconocen como Primer mandatario), comienza el interminable pasar y pasar de
armamento… Gran despliegue de nuevos equipos bélicos: lanza misiles, lanza
cohetes, unas vainas que parecían ojivas nucleares, aviones a control remoto,
tanques, motos armadas, un arsenal intimidante, que causaría envidia a los
Norcoreanos. Todo acompañado de vítores y gritos al Insepulto: Padre nuestro que estás en los cielos y blablablá...
No faltó nadie: los del fondo chino, actuales dueños del país, pusieron su granito de arena con unas danzas amago de su tradicional ópera; dijo presente el poder comunal –bellos con sus boinas rojas, rojitas- y
la milicia revolucionaria. Esta última, uniformada y armada que lo que da es
pena o risa. Unos vejestorios que al primer tiro de carabina caen de culo… y ¡anda
tú a saber pa´onde se fue el tiro..! Empero el acabose, fue la aparición de
unas chicas en bodypainting: una
tratando de imitar al Libertador, otra a Miranda, la otra supuestamente a la
patria... El revuelo fue total; bien porque estuviesen en verdad pintadas al
desnudo, o bien porque tuviesen una tela muy ceñida al cuerpo, se permitía ver
las rellenas tetas de las “libertadoras”... Presumo que a los militares les
debe haber gustado mucho el asunto –muy por el contrario a los comentarios que
se publicaron a posteriori- sin percatarse
que este hecho “genuinamente revolucionario”, no es más que una asimilación de
la denostada Cultura Pop imperialista, que tato dicen odiar.
Así
anochecíendo, terminó el mentado desfile que permite a los militares,
amedrentar a la sociedad civil con sus jugueticos y que nos señala que “ahora
si tenemos patria”..! De aquí en
adelante la consiga será: Patria, socialismo y tetas..!!
Caracas, julio de 2013.
Foto tomada de la web.
1 comentario:
Como siempre en tus crónicas, América, das en el clavo. Tu martillo mental no pela ninguno. Todos los comentarios son auténticos de toda autenticidad, parafraseando una frase conocida. No se te pasó ningún detalle de tanta cursilería junta disfrazada de patriotismo. Sinceramente no creo que exista en el mundo algo más grotesco -es posible que lo parangone- que esta mezcolanza patriotera digna del quinto mundo. Te felicito por tu agudeza. Contigo siempre se aprende. ¡Excelente crónica!
Abrazos,
Myriam
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