18 noviembre, 2012

El abuso nuestro de cada día.




Por si usted aún no se ha enterado a cada venezolano le sale como mínimo un abuso diario. Si usted va a la calle un día y regresa sin haber sido abusado, no vive en este país, u otro coterráneo salió favorecido con el que a usted correspondía… Creo que aquí nadie puede decir que nunca un auto con los parlantes a todo meter, no lo haya despertado sobresaltado a las 2 o 3 de la mañana. Ni que nadie se ha salvado de las alarmas de carros, que suenan ad infinitun, sin que alguien se conduela de los tímpanos ajenos.. Esos son abusos ciudadanos, pero hay otros abuso oficiales o sea los cometidos por el gobierno. ¡Hay tantos que ya no se sabe cuál escoger!
Comencemos por el abuso oficial, ese que nos depara obligatoriamente el tormento infinito –será qué esta gente leyó al Dante - de las llamadas cadenas presidenciales. Los que se suponen son canales del Estado venezolano y no del gobierno –incluyendo la radio Nacional- transmiten cantidad de programas propagandísticos y cuñas de la revolución bolivariana… Con el intento de que nadie se escape al llamado revolucionario la Asamblea Nacional ya nos amenaza con la próxima Ley de regulación de los canales privados… Pero no crea usted que por tener una conexión a uno de esos canales se salva del atropello. Como si no bastara con el abuso de que me corten un programa o una peli, para inducirme a comprar algo que factiblemente no necesite, resulta que el tal producto no se vende en mi país... ¿Acaso la TV transmitida por cable no puede prescindir de los comerciales? ¿Los canales privados internacionales, no se pueden mantener con las subvenciones de sus usuarios? Estas programaciones transmitidas desde Miami- son tan abusadoras que hasta transmiten cuñas en los canales oficiales de otros países, donde tal práctica está prohibida por Ley: es el caso de la TV. Española, que tal?
El tema electoral y los muchos y continuos abusos del CNE estuvo  en el candelero en las pasadas elecciones; qué decir del REP desactualizado, donde no son todos los que están, ni están todos los que son y dónde me dejan el traslado de candidaturas a complacencia y beneficio del partido de gobierno. A los  ciudadano que deseamos ejercer nuestro derecho al voto, no nos queda otra que ir a votar en tales condiciones abusivas. Qué decir del atropello de CADIVI donde se requiere un planillero, para obtener unos piches dólares –sacados por cierto de tu propios ahorros- que no alcanzan para un viaje decente; o para recopilar la enorme cantidad de documentos que justifiquen la mesada a enviar a los hijos que estudian en el exterior.
Pero la cosa no termina aquí: hay abusos de abusos. Los miles que se cometen contra los pobres ancianos bien chuchumecos que tienen que ir a soportar largas colas, para cobrar una irrisoria pensión del IVSS ¡Y ni se te ocurra enfermarte y saltarte un mes! Si usted no está en condiciones de asistir, el atropello se transfiere a la persona que deberá ir en su defecto. Entonces cada mes tiene que calarse la interminable cola y presentar fe de vida, partida de nacimiento, constancia de vacunaciones y fotocopias  de varios documentos que testifiquen que usted va porque va…  
Para cerrar esta larga lista de atropellos, no podemos obviar a las Municipalidades que atraviesan propagandas luminosas y permiten kioscos montados en las aceras sin considerar el paso peatonal y los pésimos servicios que el estado te cobra y no brinda a cabalidad: los más recurrentes, agua y luz.
¿Dónde va uno a quejarse de todos estos atropellos gubernamentales? Pues a la oficina del Ombusman, que para nosotros se traduce en la Defensoría del pueblo soberano, pero como vivimos en “el mar de la felicidad”, resulta que esta dependencia más bien defiende al gobierno contra los ciudadanos.
De los abusos ciudadanos, o aquellos que parecen inherentes a la venezolaneidad, comencemos por el sempiterno pájaro bravo que se colea: el que estaciona su Hummer sobre la acera; el automovilista que cornetea por cualquier causa; los que ignoran el uso del intercomunicador y resuelven todo a grito pelao, de la calle al 8 tvo. piso; las escandalosas motos con escape libre; el dueño del perrito que lo saca a la calle para hacer sus necesidades, pero no recoge los excrementos y las personas en los automercados que dejan el carrito de las compras atravesado en la línea de pago, porque parece ser que es muy trabajoso devolverlo a su sitio original...y ¡El que venga atrás que arree!
Desgraciadamente el venezolano se ha convertido en un ser indolente e indiferente; ya no reclama ni decentemente, ni tampoco formando peo. ¡Todo le da igual!... Decía la periodista italiana Orianna Fallaci, que “La costumbre es el más despiadado de los venenos porque penetra en nosotros lenta y silenciosamente, y crece poco a poco nutriéndose de nuestra inconciencia". Así, y por desgracia, hemos asimilado este comportamiento habitualmente venga de donde venga. Da la impresión que ya ni siquiera concebimos que se pueda vivir en un país menos atropellador… Aceptar el abuso calladamente, es el mayor abuso que cometemos contra nuestra calidad de vida.
N.B. si acaso pasé por alto algún atropello, agradezco me lo hagan saber, colocándolo en los comentarios del blog.
Caracas, octubre 2012

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