Cuando surgió el boom latinoamericano de literatura, por allá por los años 60, un joven peruano Mario Vargas Llosa llegó a ser el primero en ganar el Premio internacional de novela Rómulo Gallegos (1963), por una novedosa forma de narrar –difícil de leer, por cierto- con su novela: La casa verde… A partir de allí, muchos fueron los autores latinoamericanos cuyas obras se difundieron por el mundo; fueron “descubiertos”, reconocidos y premiados.
En su más reciente novela: El sueño del celta: Alfaguara (2010), narra la apasionante vida de un personaje de novela per se, el venturero irlandés Roger Casemen, no tiene nada que envidiar -salvando las distancias- a una novela de caballería de las cuales Vargas Llosa se ha declarado aficionado. Para escribir ésta obra –estructurada como novela, pero sin duda un libro de relato testimonial- Don Mario se tomó su tiempo: emprendió exhaustivas investigaciones, revisó documentación, viajó de aquí para allá, realizó entrevistas, recopiló y finalmente amalgamó hechos, personajes y situaciones hasta lograr un texto muy bien escrito que atrapa de principio a fin. Como la temática del libro es “espinosa” (el colonialismo y su nefasta incidencia en el Congo y La Amazonía y la lucha emancipadora de Irlanda, en el primer lustro del siglo XX) no es fácil abordar su lectura sin tomar partido; la obra seguramente tendrá seguidores y detractores y pudiese ser considerada “políticamente incorrecta” por herir susceptibilidades aún a flor de piel...
Quizá un poco tardío, o muy esperado, o quizá por que las cosas llegan cuando tienen que llegar, el Nobel finalmente se le otorga, para sumarse a sus muchos otros reconocimientos internacionales: Príncipe de Asturias (1969), Cervantes (1994). Todos sabemos los intereses que mueven a la Academia sueca. En estos asuntos no están todos los que ameritan el premio, ni son todos los meritorios a quienes se le otorga: al incomparable Borges no le llegó nunca, porque las injusticias abundan... No es éste el caso, pero tal como Borges, Don Mario no requiere que una academia certifique que es un excelente literato; el brilla por sí mismo, con o sin Nobel, sin dejar de reconocer que el premio en metálico ayuda.
Con interés esperamos el discurso de Vargas Losa el día de las premiaciones. Entretanto –como latinoamericanos- contentémonos por uno de nuestros escritores más admirados.
Caracas, oct. 2010
ILustración tomada de la web.
5 comentarios:
Excelente América! Sigue escribiendo...
Luisa M. Satine Sterling
"Honor a quien honor merece". Este Anónimo queda hoy develado con tu estupenda crónica sobre el Maestro de Maestros: don Mario Vargas Llosa, sus merecidísimos premios, y ahora el Nobel,- máximo galardón literario- ; su versatilidad literaria y su extraordinaria personalidad. Bravo, América por esta hermosísima y, también merecida crónica al "Escribidor".
Abrazos,
Myriam
Me han gustado tus blogs!!.
Muy bueno tu artículo Maja, como siempre. Lo he leído cuando ya todos conocemos el desilusionante discurso de Vargas LLosa con motivo de la aceptación del Nobel. De todas formas eso no borra su buen desempeño como escribidor.
Gertrudis.
Comparto tus apreciaciones sobre la manera de acreditar un Nobel. Pero a LLosa con esa cantidad de premios sobre los hombros, incluyendo el Cervantes y el de Asturias, era muy difícil de evadírselo. Aún lloramos el negado Borges.
No se te ocurra dejar de escribir!
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