25 septiembre, 2008

Morir en Internet



A Pablo tenía meses que no le escribía. Por esas cosas que suelen suceder en computación, extravié su dirección. Al recuperarla le envié un mensaje de salutación. Su respuesta tan espontánea me hizo reír, pero a la vez me puso a pensar. Pablo escribió: ¡Chama, creí que te habías muerto!

Cuando alguno de nuestros amigos o amigas desaparecen por un tiempo, cuando dejamos de recibir sus mensajes, los echamos de menos, lo dejamos pasar y pensamos: seguramente están muy ocupados, estarán de viaje o cualquier cosa, menos suponer que han podido morir y menos si son gente joven. No tenemos el interés de escribirles reclamando su presencia virtual, o quizá pensamos que podemos importunarlos si enviamos un e-mail para averiguar qué sucede.

Me acaba de ocurrir esto. Mi ciber-amigo Christian se desapareció. Estuve varios meses sin recibir respuesta a mis correos; ni recibía sus presentaciones. El siempre tan atento, tan interesados en la política y los temas ecológicos. Entonces me decidí a enviar un “reclamo”: ¿Qué te pasa?. ¿Estás de vacaciones? ¿Estás preso? y cosas por este tenor... A las semanas recibí un correo de la esposa de Chirstian, donde me informaba de su fallecimiento. ¡Que pésima noticia! ¡Qué mal me cayó esto! Si no hace nada estaba tan vivo. ¡Cuánto siento ésta pérdida de un ser joven! Ella respondió a mi llamado, diciendo que Christian le había hablado de mis escritos y los mensajes que yo le enviaba. Así como desapareció Christian, hace años perdí a mi amigo Moisés. El era profesor universitario y con suma paciencia leía mis escritos, me hacía sugerencias para mejorarlos y frecuentemente estábamos en comunicación. Cuando envié un S.O.S. a su dirección, nadie respondió, por lo que me tocó asumir su muerte dada su enfermedad y avanzada edad.

Entiendo que no sea grata tarea –a nadie complace dar malas noticias- pero los familiares de aquellos que desaparecen, bien podrían enviar a la lista de ciber-amigos del desaparecido(da), un corto mensaje notificando su deceso. Exactamente así como se publican los obituarios en la prensa y que también a veces recibimos –generalmente gracias a otro ciber-amigo- vía Internet.
Al menos giraré instrucciones a mis descendientes, para que se ocupen de este asunto y no suceda como pasó con Pablo, que me dio por muerta antes de tiempo. ¡Gracias amigo, dicen que tal cosa es desear larga vida!

Este modesto escrito, va en homenaje a esos dos buenos amigos Moisés y Christian; desaparecieron de mi memoria virtual, pero ¡Hay amigos que no se despiden nunca!


Caracas, setiembre 2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó el título del artículo: "Morir en Internet". Lo sentí exactamente así cuando tuve que borrar el nombre de Cristian Allaz de mi lista de contactos.

Julieta

Anónimo dijo...

Grandes cosas me llevaste a pensar después de leer esto, te encontré al azar, creo que seguiré leyéndote...Cronopio.