20 mayo, 2008

No se divisan las divisas



Yo economista no soy, lo que no necesariamente indique que no sepa manejar los bolivares fuertes, ni me dé cuenta que cada día vamos de mal en peor en eso de la microeconomía, el producto interno bruto y la cuestión del control de cambio. Y precisamente en relación con ésto he tenido la misma mala experiencia de todo aquel mortal que desee darse un viajecito y tenga que recurrir a Cadivi.

Ya me rumbié todo los ahorros que tenía en moneda extranjera y no preví que un día tendría que acudir en solicitud de divisas. Como a cada cochino le llega su sábado, ni modo, me vi forzada a ello. El calvario comienza por entrar a la página del organismo gubernamental en cuestión. O sea perder horas de madrugada, a media mañana, de tarde, de noche; días hábiles o feriados; cuando le corresponde su turno y nada que lo consigue. Finalmente después de tantos días perdidos y el agotamiento consiguiente, decide pagar a un hacker -esos que hacen milagros en estas cuestiones- para que le haga la gestión de la obtención y llenado de la planilla, con más datos, requisitos y fotocopias anexas, que ni le cuento. Empero usted ya está feliz porque tiene las panillas en mano. No crea que ya logró todo, ¡bájese de esa nube..!

El llenado de planillas continuará, si desea solicitar pagos con la tarjeta de crédito, o el dinero que debe llevar sea en efectivo. ¡Que buorocracia tan arrecha! Ahora va al banco donde se supone debe hacer la solicitud. Esta etapa va acompañada de colas y esperas. Cuando finamente logra entregar los requisitos –y el tiempo de su partida apremia- deberá esperar mínimo una semana para que vuelva al banco, o telefonee - si es que acaso eso se logra- escuchar la grabación automática y memorizar todos los números que le indican para saber si ya están dispuestas las mentadas dividas a su favor.

Si acaso tiene un familiar estudiando en el exterior y pretende (¿es que usted pretende?) girarle dinero mensualmente, le aconsejo que mejor se devuelva y cambie Harward por Universidad bolivariana, ¡total la diferencia no es mucha..!


Si usted solicita dollares, puede ser que la cuestión funcione de forma un poco más expedita. El asunto cambia si usted requiere euros. Deberá zanquear por toda la ciudad una oficina bancaria que tenga la divisa. No todos la tienen. Ni siquiera las casas principales de su banco, ¿que tal ? Usted telefonea a cuatro o cinco sucursales bancarias, para saber dónde consigue el "oro en polvo" que necesita para darse un paseíto por Europa. Escuchará nuevamente la grabación indicándole que marque tal numero para tal vaina y finalmente cuando logra que un espíritu superior le atienda, resulta que no que allí no hay Euros, que telefonee a otra sucursal y ¡vuelta a comenzar con el mismo calvario..!

¿Ya resolvió el asunto anterior? ¡Alabado sean los dioses del Olimpo! Ahora, irá a la oficina bancaria y hará nuevamente una cola. Chequeos van, chequeos vienen y le entregan sus churupos –suyos, de usted- previo llenado de panilla (otra vez), donde debe indicar de dónde saca esos "excesivos recursos". Firma y coloca su huella dactilar. No se contente tanto; sus gastos en el exterior se verán restringidos a un monto determinado por el Estado ¡que jodentina!. Si no lo hacen así, esta "potencia petrolera", podría quebrar y no habrá suficientes recursos para adelantar la revolución bonita.

En fin que si ésto no es abusar y atentar contra mis derechos civiles. Si ésto no es coaccionar mi libertad de movimiento y/o traslado. Si ésto no es negarme el usufructo de MI dinero –que no le he robado a nadie- como me venga en gana, que alguien me explique ¿que carajo es? Y me aclaren, para qué sirve este control de cambios ya que según veo en prensa, radio y TV todos los días, los personeros del proceso aparecen involucrados en desfalcos, sobreprecios, maletines que salen cargados de dollaritos –nuestros ya que el erario público pertenece a la Nación- y dádivas que se dan adiestra y siniestra. Especialmente a los siniestros, que todos sabemos quienes son y mejor no nombrar aquí.

¡Coñastre! aquí ni siquiera tenemos la alternativa de convertirnos en balseros..


Caracas,marzo 200