"La guerra es un asunto demasiado grave para confiárselo a los militares". Clemenceau.
A nuestro bello país no le basta con los zepelines, ni con los cien mil fusiles K103, ni con los cincuenta y tres helicópteros, ni con los 24 tanques Zukhoy made in rusia, sino que el único mandatario ha decidido, porque para eso manda, gastarse unos miles de milloncejos de petrodólares en comprar ¡por ahora! cinco submarinos Amur tipo 636, y quizá más adelante otros tipo 677E ¿Para qué todo este armamentismo? para repeler la inminente invasión del Imperio que el amadolider- apoyado por la plana mayor del ejercito- avisora.
Para estos menesteres, el mandamás de aquí, se entrevistó en una dacha con el mandamás de allá y acordaron un muy favorable trueque para nuestro país: petrodolares por chatarra….Claro que semejante armamento deberá ser puesto en manos de alguien, para lo cual se institucionalizarán las unidades de cuerpo combatiente, guardia territorial o milicias no importa como quieran llamarlo, conformada por los empleados públicos y toda administración cívica (industrias, universidades y etc.) que tenga personas –hombres y mujeres- aptas para estos menesteres. En otras palabras nuestro "glorioso" ejercito, se dedicó por fin a jugar a la guerra de verdad verdadera, repartiendo fusiles a diestra y siniestra a los pendejos civiles que se supone de antemano están dispuestos a ser la carne de cañón que ha de batirse en defensa de la revolución bonita, al grito de ¡Patria, socialismo o muerte!
Este armamentismo alocado con un muy relativo control, seguramente incrementará la violencia en nuestro anarquizado país. Suficientes bandas armadas tiene el hampa y organizaciones seudo-políticas, que nos coloca en el triste rango de cuarto país más violento del mundo, después de la hermana república de Colombia, Africa del sur y Jamaica. Nosotros siempre tan solidarios, le sacamos la pata del barro a la Santa Rusia pagando la bicoca de varios millardos en asquerosos billetes del Imperio y la contraparte, ni corta ni perezosa, nos entrega armamento que para eso lo fabrican y trafican. Para enriquecerse a costa del 3er.mundo y si no que se lo pregunten a los pueblos Africanos.
Me gustaría saber quién nos garantiza que los mentados submarinos no serán como aquel Kurkz que en el 2000 no subió a flote y costó la vida a un centenar de jóvenes marinos, lamentablemente. Aquí la cuestión va entre patrullar nuestras costas, especialmente en el lago Coquivacoa, para salvaguardar nuestro petróleo; quizá también por el río Orinoco, para proteger nuestras industrias básicas. Para el resguardo de la capital -donde se aloja el poder- es menester un submarino navengando el río Guaire.
En cuanto a la invasión de los marines, todavía está por verse. Mientras tanto, seguiremos escuchando la fábula del lobo, viene el lobo y nuestro pueblo -ahora el soberano- continuará con sus eternas y soberanas carencias existenciales, porque los petrodólares se usan en otras nimiedades. ¡No importa mientras tengamos circo, mucho circo! pero sin pan.
Caracas, julio 2007