20 mayo, 2008

Alicia en el país de las pesadillas


La obra de Lewis Carroll ha servido de inspiración para numerosos ensayos e interpretaciones: psicológicas, sexuales, astrológicas y literarias. Haciendo las necesarias salvedades, me voy a permitir extrapolar algunos de los fantasmagóricos personajes que se narran en los títulos: Alicia en el país de las maravillas y Alicia atraviesa el espejo.

En 1999 el país atravesó el espejo que nos condujo al encuentro de El Conejo relojero cuyo reloj jamás está a la hora: nuestro país retrocedió en el tiempo para emular gestas históricas de comienzos del siglo XIX y paralelamente “avanzar” a situaciones económicas y sociales de 4to. mundo: desempleo, pésima educación, desastrosas instalaciones sanitarias, cero vialidad, caos administrativo y el país ¡a la mierda!

Por lo visto los personeros de esta oclocracia deben haber fumado con La Oruga su pipa alucinógena, de lo contrario cómo se explican las intervenciones, declaraciones y discursos variopintos, descabellados, plagados de falsedades, tergiversaciones y eso sí mucho odio, de todos los seguidores del proceso comenzando por los del amadolider. A esto debemos aunar la presencia de El Sombrerero loco, atestigua taradamente ente el gran Tribunal Supremo de Justicia y que en nuestro caso representaría el Poder legislativo, es decir la Asamblea Nacional, el Poder Moral (¿?) con Fiscal inclusive y el Poder Judicial espurio y venal, con todas sus bandas mafiosas que inclinan la balanza para condenar a opositores: periodistas, medios de comunicación, ONG, Iglesia, ex-PDVSOS y absolver a sus seguidores: asesinos de Pte. LLaguno, entre otros. Por si esto no fuera suficiente, El sombrerero loco, también se dedica a crean infamantes listas: tú firmaste, tú no colaboras en las Misiones, tú eres traidor a la patria, tú eres dela CIA y ¡ te jodiste! ya dejas de ser ciudadano.

El Gato de Cheshire no puede faltar para burlarse de la ciudadanía. A veces está y a veces no está; lo ves y no lo ves. El Estado y sus instituciones se van desvaneciendo en la incapacidad, corrupción y malversación de fondos. Los altos dividendos petroleros se regalan a propios -las llamadas Misiones- y foráneos, o se esfuman -como el mentado gato- en triquiñuelas bancarias en Fogade y BCV. En este macabro escenario también figura obligatoriamente La Reina de corazones, que corta cabezas adiestra y siniestra: el hampa, la policía, los militares corruptos, los Círculos Bolivarianos, los Tupamaros y cualesquiera calaña de bandas armadas y sicarios, con total y anárquica impunidad.

Indefensa y aterrada Alicia o sea Venezuela, no consigue la llavecita que abre la puerta para llegar al cuarto donde esta el espejo, poderlo atravesar nuevamente -para salir de este infierno dantesco- y regresar al mundo real…¡Colorín colorao este cuento aún no se ha acabao…!


Caracas, junio 2006