17 junio, 2024

Privatización vs Estatificación.

 

Cuál es la ventaja para el venezolano entre estas dos situaciones?  Está comprobado que los servicios en manos del estado no funcionan. Ah, es una cuestión de soberanía, dicen y que carajos hago yo con una soberanía que me raciona el agua, que me mantiene totalmente incomunicada (vía teléfono fijo, vía Internet), y que con los consuetudinarios apagones, atenta contra mi seguridad y la duración de mis equipos hogareños. En cuanto a la supuesta riqueza petrolera, qué llega a los ciudadanos de tales regalías, eso será en los Emiratos árabes, donde te depositan tus churupos contante y sonante. Aquí en vez, ni gasolina tenemos. El supuesto dinero de los venezolanos provenientes del petróleo (Ahora el petróleo es nuestro!), se diluye en dádivas a una población cada día más depauperada, desfalco y regalo a los camaradas, quienes el día menos pensado nos dejarán en la estacada, tal como hicieron los soviéticos con el oro español, cuando la República. Si tocamos el tema educación, la cuestión empeora (que ya es mucho decir). El estado está en su deber de controlar la educación, ya que debe formar al tipo de ciudadanos que requiere, empero hemos llegado a tal desastre que de nuestra educación gratuita están saliendo bachilleres que ni pueden leer y mucho menos entender una lectura elemental. Hoy por hoy, los colegios privados (principalmente los regidos por comunidades religiosas), cumplen con el pensum educativo, lo contrario de aquellas instituciones oficiales que deberían ser los primeros en regirse por las normas y que actualmente dan escasas e insuficientes horas de clases. 

En fin, la gente lo que necesita para ser feliz, es una vida digna: trabajo, garantías legales, educación y sanidad.  Al común le importa un rábano, que socializar signifique una supuesta "patria soberana." Al menos yo lo que necesito es ver mi inversión retribuida en servicios que sí funcionen. Que me cobren, siempre y cuando le vea "el queso a la tostada." Lo contrario, es una vulgar estafa. Por mí, menos patria y más bienestar. 


Caracas, sept. 2023

Si lo dice Harvard...


Recientemente recibí un mensaje muy esperanzador, publicado en una página de una revista versada en salud, donde me aconsejan apretar los glúteos (vulgo nalgas y más vulgo culo), para que las damas mayores de 50 fortalezcan la memoria. Para acreditar mayormente esta fabulosa terapia, la Universidad de Harvard avala el estudio y sus resultados. Aparte de descojonarme de la risa y preguntarme qué tiene que ver una anatomía (nalgas), con la otra (cerebro) me puse a cavilar el tema, Harvard.

Todos conocemos el prestigio de la mentada Unversidad: privada y carísima. Situada en EE.UU. y más precisamente en la  ciudad de Cambridge, Massachusetts. También nos hemos enterado que por  allí han pasado, bien como estudiantes o bien como profesores, insignes personalidades. Para nombrar unos pocos: Zuckerberg, Obama, Gates, la actriz N. Portman, algún que otro venezolano Julián Villalba, Ricardo Haussmann, Leopoldo López.

Resulta que a estas alturas del partido a Harvard la tienen bien desprestigiada, porque aparte de la problemática política que están afrontando las universidades de ese país con la incursión de personas pro Palestina vs pro Israel y los consiguientes despelotes, a Harvard la usan para cuánta vaina se les ocurre. Puede ser que se recomiende un estudio sobre cómo limpiarse los mocos o insertar una lavativa; hasta cosas muy trascendentes tales como saber cuándo, cómo y dónde se consigue el amor; influenciar el infante en el vientre materno,  para que se inclinen por la filosofía o los deportes, o los pro y los contra de ser heterosexual, gay, lesbiana...y así, así. 

En definitiva, Harvard pasa por un total descrédito. No me explico cómo la administración , rectoría y otras de sus organizaciones no le ponen coto al asunto. ¿Será que el prestigio institucional sede ante lo crematístico? Hasta lo momentos no me lo explico. Sólo he llegado a la conclusión que desconfío de cualesquiera artículo que venga refrendado por Harvard. 


Caracas, junio 2024

11 febrero, 2024

Bajo la lluvia.


En Caracas a partir de las 3 pm. llueve. Ya parece ser una cuestión reglamentaria. Aún así, ayer salí con el cielo encapotado para hace diligencias, pertrechada de suéter y paraguas. En esas andaba cuando se desató la tromba. Me quedé unos momentos escampando, junto a otras personas, en el comercio donde estaba. A la larga, me fastidié puesto que el diluvio iba para largo y me dije, ¡Total no vivo tan lejos! Me quite los zapatos que guardé en la bolsa del mercado (no voy a dañar unos zapatos buenos), abrí el paraguas y me aventuré bajo el chaparrón y los ríos de agua que corrían por las calles. El noble paraguas no podía con tanta agua. Lo cerré y me vine mojando y chapoteando.

Sí, fue una total reversión a lejanísima infancia, cuando al salir del colegio lloviendo, nos veníamos en grupo sólo por chapotear bajo la lluvia.¡Que divina sensación! ¡Que maravilloso recuerdo!... Llegué emparamaita. Me di un buen baño, y tomé un té caliente. Me di un buen gusto. Lo único que me faltó: cantar y bailar, como en la película. ☔️ 🌨 🤓


Caracas, 2018