18 noviembre, 2010

Me declaro esto o lo otro..


Esta sociedad globalizada, aparte de la guerra y la frivolidad, como que no tiene en qué ocuparse. Ahora es “políticamente correcto” curarse en salud; es decir someterse a una terapia y al escarnio público, para acabar con la llamada “adicción al sexo”, o también “salir del closet”, como le dicen y declarar por todos los medios posibles –siempre y cuando sea usted una celebridad- sus inclinaciones sexuales. El último en incurrir es el bello Ricky Martin, que además para congraciarse con su público, ese mismo que nunca se dio cuenta que él era gay, piensa editar un libro…

No veo por cual causa, deba salir una persona a declarar, si es homosexual: heterosexual, bisexual o asexual… Así como nadie sale a declarar públicamente si le gusta la práctica del sexo oral, o si es sado-masoquista… Tan absurdo, como si que alguien fuera a cualquier medio comunicacional a decir: me declaro negro, o me declaro blanco, o me declaro alto, o pecoso, gordo o flaco... ¿Por qué los heterosexuales no salen a declararse voyeristas, fetichistas, o ninfómanas, pero los gay si deben hacerlo? ¡Que patético!.. Y encima como si la cosa fuera algo muy meritorio, a la persona que se atrevió a dar a conocer sus preferencias sexuales se le felicita y hace público reconocimiento a su “honradez” y todos dan su visto bueno; menos los declarados homofóbicos -como si lo gay se pegara- que en el fondo son unos maricones reprimidos... Es decir: si siempre has sido gay y todo el mundo lo ha sabido, basta con que lo declares públicamente para pasar a la categoría “oficial” de gay reconocido y refrendado. Me pregunto si por tan discriminatoria acción darán una certificación para ejercer, o un aval buena conducta…

Desde que el humano es –cromañón, homo sapiens y demás congéneres- ha existido toda una gama de individuos con sus preferencias, alimenticias, religiosas y sexuales, sin que por ello haya necesidad de estar solicitando el reconocimiento a su condición de ser humano, pues gústenos o no, las personas somos así: de todos los colores, cualidades, gustos y de variada conducta sexual y aquí estamos en este mundo, sin necesidad de andar efectuando aclaratorias..

CCS, novb. 2010
Ilustración tomada de la web.

09 noviembre, 2010

El escribidor



Cuando surgió el boom latinoamericano de literatura, por allá por los años 60, un joven peruano Mario Vargas Llosa llegó a ser el primero en ganar el Premio internacional de novela Rómulo Gallegos (1963), por una novedosa forma de narrar –difícil de leer, por cierto- con su novela: La casa verde… A partir de allí, muchos fueron los autores latinoamericanos cuyas obras se difundieron por el mundo; fueron “descubiertos”, reconocidos y premiados.
Ahora con el correr de los años y en reconocimiento a su dilatada labor, Don Mario recibirá este próximo diciembre de 2010 el Nobel de literatura en Estocolmo. Vargas Llosa a través del tiempo ha desarrollado una fructífera labor, como escritor conferencista y periodista: todo un intelectual humanista comprometido con sus ideales, su sociedad y su oficio de escritor. Académico de la Lengua Española (1994), Vargas Llosa ha abordado con entereza la literatura como oficio. Cada vez nos asombra con una gama de géneros literarios y temas variados: desde el novelista (la ya mencionada Casa verde), pasando por el erotismo (Los cuadernos de Don Rigoberto o Elogio de la madrastra), a crítico literario (La orgía perpetua), o como profesor de escritura (Cartas a un joven novelista), a historiador (La guerra del fin del mundo), humorista fino y mordaz (Pantaleón y las visitadoras), o temas biográficos (La tía Julia y el escribidor, El paraíso en la otra esquina) y teatrales (El loco de los balcones). Además es ensayista, conferencista y agudo articulista sobre asuntos de actualidad: política, ecología, sociedad, arte y cine por nombrar unos pocos tópicos que abarca su versatilidad.
En su más reciente novela: El sueño del celta: Alfaguara (2010), narra la apasionante vida de un personaje de novela per se, el venturero irlandés Roger Casemen, no tiene nada que envidiar -salvando las distancias- a una novela de caballería de las cuales Vargas Llosa se ha declarado aficionado. Para escribir ésta obra –estructurada como novela, pero sin duda un libro de relato testimonial- Don Mario se tomó su tiempo: emprendió exhaustivas investigaciones, revisó documentación, viajó de aquí para allá, realizó entrevistas, recopiló y finalmente amalgamó hechos, personajes y situaciones hasta lograr un texto muy bien escrito que atrapa de principio a fin. Como la temática del libro es “espinosa” (el colonialismo y su nefasta incidencia en el Congo y La Amazonía y la lucha emancipadora de Irlanda, en el primer lustro del siglo XX) no es fácil abordar su lectura sin tomar partido; la obra seguramente tendrá seguidores y detractores y pudiese ser considerada “políticamente incorrecta” por herir susceptibilidades aún a flor de piel...
Quizá un poco tardío, o muy esperado, o quizá por que las cosas llegan cuando tienen que llegar, el Nobel finalmente se le otorga, para sumarse a sus muchos otros reconocimientos internacionales: Príncipe de Asturias (1969), Cervantes (1994). Todos sabemos los intereses que mueven a la Academia sueca. En estos asuntos no están todos los que ameritan el premio, ni son todos los meritorios a quienes se le otorga: al incomparable Borges no le llegó nunca, porque las injusticias abundan... No es éste el caso, pero tal como Borges, Don Mario no requiere que una academia certifique que es un excelente literato; el brilla por sí mismo, con o sin Nobel, sin dejar de reconocer que el premio en metálico ayuda.
Con interés esperamos el discurso de Vargas Losa el día de las premiaciones. Entretanto –como latinoamericanos- contentémonos por uno de nuestros escritores más admirados.


Caracas, oct. 2010
ILustración tomada de la web.

03 noviembre, 2010

Cantinfladas




Ya es habitual para nosotros –tenemos 11 años escuchando- la andanada de declaraciones y comentarios cantinflescos -imitando al cómico mexicano ya fallecido, Mario Moreno- que sale por la boca de los personeros gubernamentales. Especialmente en el programa dominical se escucha pontificar sobre lo humano y lo divino sin orden ni concierto... Se ventila al voleo, argumentos tan disímiles y espinosos como las relaciones internacionales: la ruta de la empanada, la bucólica niñez del amadolider, se despotrica e insulta a cualesquiera personajes, se transfieren las culpas al Imperio, se esgrime un crucifijo, se hacen chistes malos, se adjudican condenas carcelarias, se demoniza contra la oposición, se canta y cachichen..cachichen…

Además la pena ajena nacional pasa a mayores, cuando gracias a la era de la información, en foros, actos entrevistas y videos, se difunde urbi et orbi las mismas galimatías, luego refritas y retransmitidas por los canales oficialistas, para el consumo interno, como “todo un ac¡erto” revolucionario. Hasta con Hollywood hemos topado, gracias al nuevo jefe de propaganda del régimen, mister Oliver Stone. ¡Aunque que usted no lo crea!

Claro que reímos con todo este sainete, pero luego de la chercha –en la cual la mayoría desgraciadamente caemos- puestos a reflexionar nos damos cuenta lo necesario que es contrarrestar la estulticia revolucionaria, con la que nos bombardean inmisericordemente por prensa, radio y TV encadenada... En resumen: instaurar el absurdo como política de estado. Lo más grave de esta insania, es que penetra en el subconsciente colectivo.

Por fortuna todavía queda alguien que ha entiende el asunto mejor que yo y da una voz de alerta. El escritor Alberto Barrera en su Manifiesto (El Nacional, 27/6/10) lanzó un llamamiento a la sensatez: “¡Un poquito de cordura, carajo!”... y añade: “Desde hace tiempo, Venezuela dejó de ser país para convertirse en un absurdo con petróleo.” (sic) Por lo tanto, convoca a la gente más o menos cuerda que aún quedamos (o al menos la gente que advertimos el peligro), para recobrar el sentido común, que por lo visto no es el más común de los sentidos.

Según la propuesta, no se trata de política. No se trata de estar a favor o en contra de una u otra tendencia. Simplemente se trata de la salud mental de la sociedad en la cual vivimos. Se trata de salvaguardar algo de raciocinio. Ya basta de manipular al país esgrimiendo las más descabelladas argumentaciones.. Ya basta de distraernos con planes faraónicos e irrealizables, elucubrados cada vez que el comandantepresidente visita algún otro país y nos trae una "ocurrencia" : dizque una central de energía atómica, dizque un criadero de esturiones, dizque caviar para rellenar las tostadas..…y blablabla. Como aquí siempre estamos inventando el "agua tibia",el comandantepresidente jura y perjura que eso del caviar por estos lares es una gran novedad que sólo se ocurre a su preclara mente; pues resulta que los Uruguayos hace tiempo se nos adelantaron y ya hasta exportan el producto.. asi que: . ¡Ya basta, paren esto que me quiero bajar.!

¡Hay que lanzar un cable a tierra para evitar que el país se convierta en un manicomio...!


Caracas, octubre 2010
Ilustración tomada de la Web.