10 septiembre, 2023

Remembranza de la arepa.


 Hoy toca recordar mi vivencia con un alimento ancestral para los venezolanos. Factiblemente todos saben sobre este alimento, imprescindible en la dieta venezolana. No informaré datos precisos acerca de su nombre y procedencia, pero sí contaré mi historia...

Cuando era una chica púber, y ya de eso hace siglos, vivíamos en la parroquia San José. Había una señora, que periódicamente se encargaba de proveer una masa blanca de maíz recién amasada en pilón. En ese entonces no existía lo que hoy llamamos delivery, pero la persona cumplía tales funciones. Esa masa luego era convertida en nuestra tradicional arepa redondita, cocinada en un budare (plancha de hierro, de formato redondo,  puesta al fuego). Generalmente se desayunaba con la arepa rellena de queso de mano, huevos frito o perico, pernil y café con leche...

Así con tal simpleza, los venezolanos comimos las arepas por generaciones, hasta que apareció la industrialización del producto y se transformó el elemento base, en un alimento precocido. Con el correr del tiempo, por los años 50, proliferaron las ventas de arepas rellenas, con una variada cantidad de alimentos: carne, pollo, verduras, cochino, mariscos y gracias al ingenio de nosotros, fueron tomando nombres característicos acorde con tal relleno: Reina pepeada, Viuda, Catira y así, así.

Actualmente, la masa  de la arepa precocida se encuentra en cualesquiera automercado del mundo y debido a la diáspora venezolana, la arepa emigró con nuestros connacionales. Hoy es un plato gourmet; tanto así que se ha instituido el Día Mudial de la Arepa a partir de 2012 y hasta tiene un emoticono en las redes. 

No es por protestar: la masa precocidad sirve, aligera el proceso y es de fácil adquisición, pero yo añoro una arepa de maíz pilado y cocida en budare (quizá aún se pueda comer en el interior del país), su sabor es muy diferente y para mí viene a ser una arepa rellena de remembranzas.


Sept. 2023

07 agosto, 2023

Mi vida pende de una conexión.

 

Yo vengo del S.XX y ahora que estoy en el S.XXI me pregunto cómo resolví mi vida sin tener artefactos cibernéticos...El pasado fin de semana, la "eficiente" empresa de telecomunicaciones del Estado, CANTV optó por dejarme totalmente incomunicada por 32 horas. Desconectada del mundo, sin teléfono, sin TV, sin WiFi, sin celular y sin música ni lectura porque lo que estoy leyendo son libros en pdf y la música la escucho a través de Spotify. En resumen, cercada en mí misma. Esta situación me puso a cavilar acerca de cuanto dependemos de estas conexiones. 

¿Qué hacía yo en mi juventud cuando no existían estas vainas? Estudiaba, trabajaba. Compartía más con mis amistades, acudía más a espectáculos, leía más y hacía labores del hogar y así de un momento a otro, retorné a esos viejos tiempos: pulí la platería, horneé una torta, hice macramé, pegué botones, planché unas camisas (cosa que detesto, no las camisas, la planchada) y terminé sacando las telarañas del techo... Aún así el día se me hizo infinito. Especialmente en la noche me aburrí sobremanera, por no poder ver los capítulos pendientes de mis series coreanas favoritas. No me quedó otra alternativa que revisar en la biblioteca en busca de algún libro que valiera la pena volver a leer y terminé leyendo a los filósofos estoicos griegos, para enfrentarme estoicamente a mi desesperada situación. 

Al día siguiente cuando finalmente regresó la anhelada conexión, me volvió la alegría de vivir. Parafraseando a Descartes, "Me conecto, luego existo." Sin tomar en cuenta los frecuentes apagones, que también hacen su parte, hay que  ver lo que dependemos de unos enchufes. Lo confieso, soy ciberdependiente. ¿Usted no?


Caracas, agosto 2023




11 abril, 2023

La reprogramación de las hormonas



Cavilando un poco sobre este asunto tan de moda, en eso de ser hombre: mujer, planta o animal, según la conveniencia o antojo de cada quién, he pensado si por facilitar las cosas y supuestamente hacer felices a "todos, todas y todes", no estamos obviando ciertos asuntos y me hago muchas preguntas...

Según me entero, leyendo tantas cosas, especialmente de España (dónde parece haber un gobierno muy "progre"), se legisla sobre este asunto y se da facilidades hasta a los menores de edad, para que modifiquen su estado biológico. En Nueva York una nueva legislación permite el registro de los recién nacidos con el género X. Empero, en verdad es sólo de hormonas, cirugías, psicología y estados de ánimo el tema. La ciencia, por fortuna, avanza a pasos agigantados y un pene o una vulva pueden ser modificados quirúrgicamente. También la colocación de mamas falsas ya es facilísimo.¿Internamente qué? ¿Se implantan trompas de Falopio, ovarios y útero? ¿Y la Próstata? O es qué el nuevo estado te deja a medio camino. Hormonalmente estás  "nimiedades" serán  resueltas: ya no seremos lo que determinan nuestras gónadas. Así que si alguna vez fuiste un macho de tabaco en la vejiga, ahora gracias al estrógeno, serás una tierna damisela que se enternece fácilmente. Si te fastidiaste de pasar periódicamente por el malestar de la menstruación, ya podrás liberarte y cambiar tal fastidio por el de rasurarte a diario. Si me dan a escoger, me gustaría ser cucaracha, resistente hasta a la radiaciones nucleares... 
 Un hombre con cromosoma XY,  no cambiará tan fácilmente su ADN para pasar a ser un ser XX, por consiguiente esos bastoncitos tan determinantes, siempre permanecerán para machacarte tu realidad. Por otra parte, someterse a tantas modificaciones, es muy fuerte físicamente, requiere tiempo, dinero, y de una asistencia psicológica que hasta los  momentos la sanidad pública de muchos países no contempla. Ni hablar, de la otra problemática del asunto: la legislación correspondiente. 

El grueso de los mortales, que creen en sentimientos,  comportamiento acorde con lo establecido y todas esas pamplinas, debido a la supremacía que ahora tratan de imponer los anteriormente marginados, pasarán a ser los "raritos" en este mundo cada vez más desproporcionado. 

Para finalizar, se  me viene a la mente un personaje de una película de Almodóvar, La Agrado, donde hace descaradamente un recuento de sus múltiples operaciones estéticas hechas para modificarse de hombre a  mujer y remata diciendo: Eres más auténtica, cuanto más  te parezcas a lo que deseas ser.


Caracas, abril, 2023