Incongruencias y eso que llaman “desviaciones
del proceso”, constatamos a diario:
personeros del régimen de turistas en Disney; fotos de las compras en los Champs Elysee; viajes en aviones del
estado con niñeras y el séquito familiar; derroche en cenas en los más caros
restaurantes del mundo; bodas y agasajos al mejor estilo burgués. Mas como la
finalidad de esta hermosa revolución es
que todos emparejemos, se promueve la
venta de electrodomésticos los cuales son repartidos en rebatiñas populares que
terminan en trifulca; o se hacen interminables colas en los centros comerciales
para adquirir eso que llaman ropa de marca de un comercio globalizado que tanto
se combate en dichos pero no en hechos...
Empero, como nada puede escapar al control del estado, se decreta el
“Plan Navidades Felices” y se decide que toda niña que viva en esta maravillosa
revolución tiene derecho a obtener –sin siquiera escribir la carta al niño Jesús-
una muñeca Barbie, es decir: “El gobierno socialista de Venezuela ha
impulsado la venta masiva de muñecas Barbie justo en temporada navideña.
Madres, abuelas y niñas han venido desocupando las estanterías decoradas por
las Barbies, a lo largo y ancho de Caracas, cuando se enteraron de que el
gobierno ordenó a grandes almacenes y tiendas de cadena a vender la codiciada y
escultural muñeca de plástico a precio de ganga durante esta temporada navideña…
En cuestión de minutos, las compradoras barrieron con las existencias de
Barbies, vendidas al módico precio de 250 bolívares; unos 2.50 dólares de
acuerdo con la tasa del mercado negro del dólar. “ (Sic)
Si algo representa al Imperio del cual tanto se
denigra, es la mentada muñequita. ¿La gente de Miraflores ya no recuerda que en una ocasión el cadávereterno denigró
de ella y la llano “esa estupidez de Barbie”?
La controversial muñeca, ya pasa los 50 años haciendo las delicias de todas las
niñas del planeta, con su ajuar: implementos y boy friend adicional, salvo que en esta oportunidad, Kent deberá ser sustituido por el
muñequito del cadáver eterno, que también se encuentra a la vent. No voy a señalar a profundidad lo evidente:
para empresarios y comerciantes todas estas promociones oficialistas implican pérdidas. Se desalienta las importaciones de productos, incentivando la crónica escasez que padecemos. En asuntos de ideales y principios la cuestión me parece de
doble moral. Se incentiva las compras navideñas características del consumismo y por otra parte oficialmente no se acepta la
colocación de pinos, porque según los revolucionarios, tal no es nuestra
tradición. Por lo visto en estos
asuntos navideños como en muchos otros, vale más el populismo... Es más fácil mantener
a las masas engañadas con el cuento decla guerra económica: anestesiada, sumisa, contenta a fuerza
de dádivas ( todo aquello que de réditos para la indefensión aprendida), que ejemplarizar mediante actitudes
consistentes.
No sé porqué, esto me recuerda a los
conquistadores que cambiaban a nuestros indios espejitos por pepitas de oro. Ahora el estado socialista cambia votos por espejismos.
Diciembre 2014
Foto de la Web.