Por resolución del inquilino de Miraflores según uno
de sus anuncios efectuado en una visita a la populosa Petare, se desplegarán
baterías antiaéreas en el tope de los cerros para defender a la población de la
inminente guerra, a la cual nos enfrentaremos con el Imperio. No me explico si
esta gente que supuestamente “conduce” al país, tiene la menor idea de las
declaraciones que efectúan o si es que lo hacen exprofeso, para complacencia de
incautos y hazmerreir de los países extranjeros… Como corresponde a todo
régimen militarista aquí sólo se escucha hablar de guerra, batallas, atentados
y conflagraciones. El gobierno anterior determinó las llamadas “zonas de
seguridad” (militarizadas), en sectores de la capital que pasan a ser
prácticamente blancos de guerra. Hasta los momentos –ya van 16 años- para lo único que han servido es para amparar las expropiaciones.
El sentido común me lleva a suponer que, los militares bolivarianos conocedores de estos asuntos, se deben haber quedado como pajarito en grama al escuchar semejante disparate del inquilino de Miraflores. Convenientemente hacen mutis, a despecho de todo el ridículo que puedan hacer... Colocar este tipo de armamentos en zonas civiles o residenciales, sería considerar el lugar como objetivo militar en caso de un conflicto bélico. Existe una cosa llamada Convenio de Ginebra de 1949 el cual trata de regularizar las guerras, proteger a los civiles y sus víctimas. ¿Entonces cómo hemos de considerar un bien de carácter civil, convertido por una “puntada” de un señor, en un bien militar? ¿Cómo harán para subir esos mamotretos al cerro? El doble discurso del régimen, aplica lo que en otros países critica y juzga como un atentado a los derechos humanos. Tienen el descaro de romper relaciones con países como Israel esgrimiendo argumentos de tal tenor, pero olvidan convenientemente los derechos humanos de los habitantes del barrio. La revolución dizque aboga por la “paz planetaria” pero por lo visto, los venezolanos no vivimos en este planeta.
El sentido común me lleva a suponer que, los militares bolivarianos conocedores de estos asuntos, se deben haber quedado como pajarito en grama al escuchar semejante disparate del inquilino de Miraflores. Convenientemente hacen mutis, a despecho de todo el ridículo que puedan hacer... Colocar este tipo de armamentos en zonas civiles o residenciales, sería considerar el lugar como objetivo militar en caso de un conflicto bélico. Existe una cosa llamada Convenio de Ginebra de 1949 el cual trata de regularizar las guerras, proteger a los civiles y sus víctimas. ¿Entonces cómo hemos de considerar un bien de carácter civil, convertido por una “puntada” de un señor, en un bien militar? ¿Cómo harán para subir esos mamotretos al cerro? El doble discurso del régimen, aplica lo que en otros países critica y juzga como un atentado a los derechos humanos. Tienen el descaro de romper relaciones con países como Israel esgrimiendo argumentos de tal tenor, pero olvidan convenientemente los derechos humanos de los habitantes del barrio. La revolución dizque aboga por la “paz planetaria” pero por lo visto, los venezolanos no vivimos en este planeta.
Los ignorantes que
apoyan esta decisión y juran que ahora sí tenemos Patria y Soberanía no se
están dando cuenta, de concretarse, que han convertido al soberano que tanto
dicen amar, en “carne de cañón”. Si la conflagración es contra el Imperio –ese
que nos alimenta y de donde importamos sus productos para palear la escasez;
nos compra el petróleo y nos paga religiosamente en dólares contantes y
sonantes; nos vende la gasolina y algunas otras cosas- ni con tal despliegue de
armamento saldremos bien librados. Gústenos o no el Imperio, es innegable que
tiene el ejército mejor dispuesto (armamentos, tecnología y humanos) del
planeta; nosotros quedaremos como Mambrú…. En este país lo que hace falta es
retornar a la civilidad y al republicanismo; el militarismo no conduce al
progreso, ni al desarrollo, ni al bienestar de los ciudadanos.
Recordemos que: “Toda guerra se inicia con los pretextos más nimios, se continúa por motivos de peso y se concluye con las excusas más falaces.” Arthur Schnitzler.
Recordemos que: “Toda guerra se inicia con los pretextos más nimios, se continúa por motivos de peso y se concluye con las excusas más falaces.” Arthur Schnitzler.
Caracas, noviembre 2013
Ilustración sacada de la Web.