El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma. Arthur Miller.
No sé por qué, todavía me queda capacidad de asombro al enterarme de las noticias de nuestro país...Se decretó la Misión Cultura, o sea: ¡vuelvan mierda lo que queda de cultura en el país!
Desde Eurípides, pasando en vuelo rasante por Lope de Vega, Pirandello, Brecht, Pinter y Cabrujas, nos damos cuenta que el teatro siempre ha sido una actividad contestataria. El buen teatro entretiene, pero en su trasfondo difunde ideas, pone a pensar al espectador; a cuestionarse su vida o la sociedad en que vive. Por eso cuando es necesario silenciar las ideas, las palabras, el teatro siempre ha estado en la mira. Claro, no nos referimos al teatro de medio-pelo, donde no hay un texto significativo, donde abunda la mediocridad, chabacanería -mucha "morcilla" seudo graciosa- y mal gusto, pero que atrae a un público nada selectivo.
Sería muy largo para esta crónica hablar detalladamente de Juana Sujo, Alberto de Paz y Mateos, Juan Carlos Genet y Carlos Jiménez venidos de otras tierras a formar profesionales y arraigar el gusto por un teatro de calidad; ni enumerar a nuestros teatreros: Rajatabla, Theja, Alberto de Paz, entre otros, que han dado la batalla trabajado con ahínco –es decir contra viento y marea- para formar un reducido público asiduo y mantener funcionando algunas salas. Como los Venezolanos no somos gente de teatro, los grupos han tenido que recurrir al subsidio gubernamental para poner en escena sus obras. ¡La cultura cuesta!, es un bien de consumo necesario para el humano, pero no crematístico.
No sé por qué, todavía me queda capacidad de asombro al enterarme de las noticias de nuestro país...Se decretó la Misión Cultura, o sea: ¡vuelvan mierda lo que queda de cultura en el país!
Desde Eurípides, pasando en vuelo rasante por Lope de Vega, Pirandello, Brecht, Pinter y Cabrujas, nos damos cuenta que el teatro siempre ha sido una actividad contestataria. El buen teatro entretiene, pero en su trasfondo difunde ideas, pone a pensar al espectador; a cuestionarse su vida o la sociedad en que vive. Por eso cuando es necesario silenciar las ideas, las palabras, el teatro siempre ha estado en la mira. Claro, no nos referimos al teatro de medio-pelo, donde no hay un texto significativo, donde abunda la mediocridad, chabacanería -mucha "morcilla" seudo graciosa- y mal gusto, pero que atrae a un público nada selectivo.
Sería muy largo para esta crónica hablar detalladamente de Juana Sujo, Alberto de Paz y Mateos, Juan Carlos Genet y Carlos Jiménez venidos de otras tierras a formar profesionales y arraigar el gusto por un teatro de calidad; ni enumerar a nuestros teatreros: Rajatabla, Theja, Alberto de Paz, entre otros, que han dado la batalla trabajado con ahínco –es decir contra viento y marea- para formar un reducido público asiduo y mantener funcionando algunas salas. Como los Venezolanos no somos gente de teatro, los grupos han tenido que recurrir al subsidio gubernamental para poner en escena sus obras. ¡La cultura cuesta!, es un bien de consumo necesario para el humano, pero no crematístico.
Mucho ayudo a modificar nuestra conducta en eso de ir al teatro, el estupendo Festival internacional de teatro de Caracas, que el desaparecido Carlos Jiménez emprendió (1980) con el auspicio del ahora caído en desgracia, Ateneo de Caracas. El público venezolano se abrió al teatro y ahora existe una población proclive al espectáculo.
El actual acoso tiene ya varios años, desde que el anterior Ministro de Cultura consideró a los teatreros como “grupos conflictivos”; entiéndase no plegados a el proceso. En el interior de la república la situación es mucho más crítica, con cierre de locales si es que no se han derrumbado por la desidia. Ahora la Misión cultura llega para recordarnos que cultura es lo que el gobierno determina como tal y que: “no financiará a colectivos individuales cuyas conductas perniciosa, afecten la estabilidad psicológica y emocional colectiva de la población, haciendo uso de un lenguaje ofensivo, descalificando, mintiendo y manipulando a través de campañas mediáticas dispuesta para tales fines". (Sic)
Esta declaración tan desvergonzadas y muy laxa (cualquier cosa que menoscabe los intereses de la revolución podrá ser considerada “de conducta perniciosa”), corresponde a nuestro flamante Ministro del poder popular para la Cultura. Con tal fin, elaboró una nueva lista que incluye a los “sediciosos”: Skena, Grupo Actoral 80 y Teatro del duende. El alcance de la medida no quedará allí –por ahora- por extensión interpretativa de la mentada disposición, podrá recaer en el Cine (ya funciona La villa del cine, al mejor modelo de la Cinecitta de Mussolini) y las otras artes escénicas: Danza y Ballet. Se imaginan ustedes copiar esas obras tan decadentes como las que montaban los chinos cuando el vendaval de la revolución cultural: loas a Mao, marchas, tanques en escena, todas las chinitas de las guardias rojas, uniformaditas ellas... En la mise en scène a la criolla, las loas se cantarán al héroe epónimo del Museo militar y los guardias rojos, serán sustituidos por los sicofantes del grupo La Piedrita, con una impresionante escenografía de motos y todo en escena.
Mas temprano que tarde, le tocará su cuota de realismo socialista a las Artes plásticas, la Literatura y a todo aquello que contraviniendo el pensamiento revolucionario bolivariano signifique individualismo creativo.
A los que amamos las tablas, nos corresponde apoyar la labor de estos grupos marginados de la bonanza gubernamental. Por fortuna todavía quedan salas independientes, que con esfuerzo mantienen una actividad estable. Revise la cartelera antes de escoger qué ver; fíjese bien cuál es el grupo y en que sitio se presenta; no le haga la claque a los grupos teatrales gobierneros, ni caiga en el señuelo del espectáculo gratuito.
No me queda más que hacer mutis por el foro…
Caracas, noviembre 2009
El actual acoso tiene ya varios años, desde que el anterior Ministro de Cultura consideró a los teatreros como “grupos conflictivos”; entiéndase no plegados a el proceso. En el interior de la república la situación es mucho más crítica, con cierre de locales si es que no se han derrumbado por la desidia. Ahora la Misión cultura llega para recordarnos que cultura es lo que el gobierno determina como tal y que: “no financiará a colectivos individuales cuyas conductas perniciosa, afecten la estabilidad psicológica y emocional colectiva de la población, haciendo uso de un lenguaje ofensivo, descalificando, mintiendo y manipulando a través de campañas mediáticas dispuesta para tales fines". (Sic)
Esta declaración tan desvergonzadas y muy laxa (cualquier cosa que menoscabe los intereses de la revolución podrá ser considerada “de conducta perniciosa”), corresponde a nuestro flamante Ministro del poder popular para la Cultura. Con tal fin, elaboró una nueva lista que incluye a los “sediciosos”: Skena, Grupo Actoral 80 y Teatro del duende. El alcance de la medida no quedará allí –por ahora- por extensión interpretativa de la mentada disposición, podrá recaer en el Cine (ya funciona La villa del cine, al mejor modelo de la Cinecitta de Mussolini) y las otras artes escénicas: Danza y Ballet. Se imaginan ustedes copiar esas obras tan decadentes como las que montaban los chinos cuando el vendaval de la revolución cultural: loas a Mao, marchas, tanques en escena, todas las chinitas de las guardias rojas, uniformaditas ellas... En la mise en scène a la criolla, las loas se cantarán al héroe epónimo del Museo militar y los guardias rojos, serán sustituidos por los sicofantes del grupo La Piedrita, con una impresionante escenografía de motos y todo en escena.
Mas temprano que tarde, le tocará su cuota de realismo socialista a las Artes plásticas, la Literatura y a todo aquello que contraviniendo el pensamiento revolucionario bolivariano signifique individualismo creativo.
A los que amamos las tablas, nos corresponde apoyar la labor de estos grupos marginados de la bonanza gubernamental. Por fortuna todavía quedan salas independientes, que con esfuerzo mantienen una actividad estable. Revise la cartelera antes de escoger qué ver; fíjese bien cuál es el grupo y en que sitio se presenta; no le haga la claque a los grupos teatrales gobierneros, ni caiga en el señuelo del espectáculo gratuito.
No me queda más que hacer mutis por el foro…
Caracas, noviembre 2009