¡Se
acabó la batucada! ya terminó este Mundial 2014; el equipo anfitrión salió con
las tablas en la cabeza gracias a la aplanadora alemana y como crónica de una
muerte anunciada, derrotaron a los argentinos otra vez. Alemania ha quedado campeón, los argentinos
subcampeones; de paso valga señalar la poca gallardía deportiva demostrada por los
segundos, al momento de la premiación... Imagino que muchos estarán festejando
y los derrotados tendrán la satisfacción de haber participado honrosamente.
Así, deseo hacer un breve recuento de la rocambolesca historia del trofeo que
todos persiguieron, es decir la copa del mundial.
Remontémonos
a los inicios del S. XIX, cuando a un señor francés de nombre Jules Rimet, abogado,
árbitro de futbol y miembro de la FIFA, se le ocurrió en el congreso de esa
organización realizado en Amsterdam (1928), la realización de un campeonato
mundial (a partir de l930) y dada sus extraordinarias características, debía
entregarse un trofeo acorde al magno evento… La denominada Copa Mundial, se
encargó a un artista francés Abel Lafleur quien diseñó la estatuilla que
representaba una copa octogonal, sostenida
por la diosa alada Niké; en
oro, con una base de lapislázuli. A partir de 1946, la copa cambió de nombre
por Copa Jules Rimet, en honor al
creador del evento y se comenzó a entregar al ganador de la contienda cada
cuatro años.
Era
y sigue siendo costumbre de la FIFA, que la copa sea exhibida en el país donde
ha de efectuarse el evento, para beneplácito de los aficionados y competidores...
En 1966 le tocó a Inglaterra; en el Central Hall de Londres la
copa desapareció de la exhibición. ¡Oh catástrofe! ¿Qué se entregará ahora al
club ganador? Toda la policía londinense y Scotland Yard se pusieron en movimiento
y ofrecieron 5.000 libras esterlinas por su rescate… La partida se las ganó un sortario
perrito llamado Pickle que,
atendiendo a su costumbre de escarbar, se topó con la preciada copa envuelta en
papel de periódico en un parque de los
suburbios. También consiguió que su dueño se quedara con la recompensa. El
cachorrito se quedó con la fama: condecorado y fotografiado.
Así
se continuó con los campeonatos y la Copa
Jules Rimet hasta 1970, cuando los brasileiros, indiscutibles tri-campeones
mundiales: el equipo soñado, los del “jogo bonito” se la ganaron y el trofeo
fue colocado en la sede de la Confederaçao
Brasileira de Futebol (CBF). Allí permaneció por 13 años, hasta que unos
amigos de lo ajeno se la robaron. En vista que el tiempo transcurría y el
preciado trofeo no aparecía, no les quedó otra alternativa a la CBF que hacer
una réplica casi exacta, puesto que no era ni de oro, ni con su preciosa base…
Al correr del tiempo (1988), apareció muerto en un suburbio de Río de Janeiro
un malandro de nombre Antonio Aranha. Las pesquisas arrojaron que ese tipo
había planeado el robo, que fundió y vendió como oro la codiciada Copa Jules Rimet y hasta aquí llegó.
Actualmente,
a partir de 1974 la copa tiene otro nombre: Copa Mundial de la
FIFA. También es de oro y representa al mundo
sostenido por dos figuras humanas; diseñada por Silvio Gazziniga y producida
por la casa Bertoni de Milano.
Hoy en día, las regulaciones de la FIFA establecen que este
trofeo a diferencia de la copa anterior, no puede ser ganado definitivamente;
así que el campeón mundial debe conformarse con acariciarla y besuquearla en el
estadio; resguardarla por 4 años hasta su entrega a la FIFA, en la ceremonia del
sorteo para la siguiente copa del mundo… La Federación Nacional de Futbol del país
campeón, se queda con una réplica y a los aficionados toca esperar otros cuatro
años, para ver a cual equipo irá a parar nuevamente la copa original…Eso será
para el 2018 en Rusia.
Caracas,julio2014
Fotos de la WEB.